No podemos abandonar el campo

Publicado originalmente en Animal Político

Por: Diego de la Mora

El análisis del presupuesto para el campo en México arroja resultados preocupantes para el desarrollo productivo y la calidad de vida de las y los campesinos en México: a pesar de que los recursos que se distribuyen en el sector rural a través del Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable (PEC)[1] habían aumentado considerablemente en el periodo 2003-2015 (40 % en términos reales), las condiciones de pobreza en la que viven las y los campesinos no se modificaron sustancialmente.

Además, con los recortes al presupuesto, los recursos que se destinan al sector rural en México están disminuyendo de manera alarmante: en 2016, la función de gasto “Agropecuaria, silvicultura, pesca y caza” se redujo 12 % respecto a lo aprobado en 2015. Para 2017, se propone una reducción de 56 % respecto a lo aprobado en 2016.

Algunas posibles explicaciones para el primer fenómeno (aumentos en el presupuesto sin reducción en la pobreza de quienes viven en el medio rural) pueden encontrarse en la forma en la que se distribuye el presupuesto para el campo: por un lado, la proporción de recursos que el Estado mexicano destina a las y los campesinos es mayor en la vertiente social que en la vertiente productiva. Es decir, se privilegia el gasto social por encima del gasto en competitividad y productividad. Lo anterior se refleja en que los recursos dirigidos al campo se gastan, en mayor medida, a través de las instituciones que promueven el desarrollo social (como la Secretaría de Educación y la de Salud) y menos a través de las dependencias de desarrollo productivo (como Sagarpa o Semarnat).

Por otro lado, los programas mediante los cuales se distribuyen recursos para el campo están concentrados geográficamente en muy pocos estados del norte y del centro del país y son regresivos, es decir, privilegian a los productores con grandes extensiones de tierra por encima de los productores a pequeña escala.

Lo que más preocupa es lo que puede suceder si los recortes en el presupuesto para el campo que se han proyectado desde el gobierno federal son aprobados por la Cámara de Diputados el 15 de noviembre: los recortes pueden tener un impacto muy severo en la vida de millones de productores agrícolas.

Ante dicho escenario, la Iniciativa Valor al Campesino hizo una propuesta para que la Sagarpa y la SHCP modifiquen la política pública hacia el campo mexicano e integren un programa que mejore la productividad y la competitividad de la agricultura a pequeña escala. En dicha propuesta se explica por qué es necesaria una política integral dirigida a la agricultura a pequeña escala, en la que se ponga en el centro de las políticas publicas a las y los campesinos; que aumente los recursos para producir y para generar empleo en el campo; que revierta la concentración geográfica y la regresividad de los subsidios para el campo, y que fortalezcan la transparencia y la rendición de cuentas con acciones como la clave única y el padrón único de los programas dirigidos hacia el sector rural.

Este viernes estaremos discutiendo sobre las políticas públicas que requiere el campo mexicano en un seminario en línea (o webinario) con diversos especialistas y servidores públicos. Si te interesa participar, por favor ingresa aquí.

* Diego de la Mora es investigador de @FundarMexico

[1] El Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable (PEC) es un documento presupuestario que permite analizar, en un solo lugar, los recursos que se dirigen a la población que vive en el sector rural en México.